“Yo les encomiendo el reino”

En este día, el Evangelio nos lleva al momento en el que Jesús cenó por última vez con sus discípulos. Podemos imaginarnos a los apóstoles, en un momento que quizá para ellos era común, ya que muchas veces cenaron juntos. Pero había algo distinto en esta ocasión, ya que Jesús les anuncia que no volverá a cenar con ellos hasta que se cumpla su pasión.

Jesús les explica también que esta es la Nueva Alianza, sellada con su sangre, y que se va a derramar por ellos. Después se dirige a sus discípulos, a sus amigos, para hablarles como aquellos que lo han acompañado en las pruebas, en las buenas y en las malas. Él sabe que, además de ser sus seguidores, le aman, y han creído en Él hasta este momento.

Estamos a la puerta de la Semana Santa, aquella que también es conocida como la “Semana Mayor”, para destacar su importancia. Jesús nos mira, sabe que le hemos acompañado. Sabe que hemos estado con Él no sólo durante la cuaresma, sino en el transcurso de nuestro caminar. Ya sea que le conocimos de chicos, de jóvenes o adultos, ya sea que llevemos mucho o poco tiempo en el caminar de nuestra fe. Jesús ve ese esfuerzo cotidiano por amarle y hacer su voluntad. Él nos mira como sus amigos y nos dice: “sé que han permanecido conmigo. Yo les encomiendo el Reino, como mi Padre me lo encomendó”. Les dice esto aún sabiendo que Pedro lo negará, Él sabe que sus discípulos, sus amigos, lo van a dejar solo al momento de la Pasión y de la crucifixión. Y, sin embargo, les encomienda el reino, la evangelización y el futuro de la Iglesia.

Jesús se dirige a Pedro llamándole Simón, y le dice que aunque Satanás lo ha reclamado, que va a orar por él para que no falle su fe, y pueda fortalecer a sus hermanos.

Reflexionamos en este domingo que da inicio a la Semana Santa. ¿Cómo recibo este tiempo para el que me he estado preparando durante toda la Cuaresma? ¿Me siento llamado por Cristo para propagar su Reino y evangelizar a los demás? ¿Estoy consciente de que, aunque falle y caiga como Pedro, Jesús está conmigo? ¿Cómo es que estoy trabajando para corresponder a esa encomienda que Cristo me ha puesto de llevar su amor a los demás? Pidamos a Dios la gracia de permanecer en Él y acompañarlo de una forma profunda y verdadera durante los siguientes días santos.