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Foto del escritorFrancisco Ontiveros

Un patrón Sui Generis

Actualizado: 27 feb 2021


Jesús comparó el Reino con muchas realidades: campos, semillas, redes, tesoros. Ahora lo compara con un propietario que tiene una viña. Sorprende que este propietario sale de los encuadres de lo que pudiera ser «un dueño normal».


Es un propietario en salida, tan seguro de sí mismo que no manda a sus administradores a contratar personal para su viña. Incluso parece no importarle que los trabajadores cumplan con las características que los hagan idóneos para el trabajo que les espera. A él le gusta ir a contratar a la plaza: el corazón de la ciudad, donde se juntan todos. Unos, esperando que los contraten; otros, van a descansar o distraerse; unos más, van a la plaza a platicar, incluso van a jugar.


El propietario sale a contratar hasta en cinco ocasiones, con los primeros rayos del sol contrató a unos, con quienes acordó en pagarles un denario. A eso de las nueve de la mañana vuelve a salir y observa a los que están ociosos, los contrata, pero ya no habla de cantidades, solo resuelve pagarles lo justo. Lo mismo se repite a medio día, a las tres y a las cinco de la tarde. Unos querían trabajar, otros no querían y a los últimos, aunque querían, nadie los había contratado. Parece que su viña es solo el pretexto, lo que provoca la inquietud del dueño es, en realidad, que haya trabajo para muchos.


A las seis de la tarde entra en escena el administrador al que se le encomienda el pago de los trabajadores, comenzando por los últimos hasta llegar a los primeros, los cuales, al recibir su denario, comienzan a victimizarse con reclamos: nosotros llegamos desde el amanecer, trabajamos más, estamos más cansados, soportamos el terrible calor durante todo el día…, dejando al descubierto su envidia, la necesidad de ser reconocidos y valorados, creen que merecen más que los demás. ¡No soportan que los demás reciban el mismo bien!

En este ambiente de recogimiento, ante Dios, observa ¿qué te dice esta escena del Evangelio?, ¿con qué tipo de trabajador te identificas? Habla al Señor de tus expectativas, de tus merecimientos, de lo que crees merecer. Observa cómo te victimizas en algunas ocasiones, y pregúntate ¿disfrutas cuando a los demás les va bien?, ¿Qué despierta en ti el hecho de que todos hayan recibido lo mismo? Pide al Señor, la gracia de la conversión que toque tus estructuras más internas, que puedas reconocer que la recompensa es un don.

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2 Comments


Ana Elena Mendoza Cobos
Ana Elena Mendoza Cobos
Sep 21, 2020

En el presente Evangelio se interpreta que la salvación es para todos, que el Señor nos puede llamar a trabajar por el Reino de Dios en diferentes edades y que él es justo con todos.

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Sandra Luz Herrera Moreno
Sandra Luz Herrera Moreno
Sep 20, 2020

Gracias por su mensaje, es reconfortante

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