¡Tú eres el Mesías... tú eres Pedro!

Todo proviene de Dios, todo ha sido hecho por él y todo está orientado hacia él. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén. (Rm 11,36). Así es Padre Dios: todo proviene de Ti, Tú eres el Creador de todo y en tu designio de salvación nos has enviado a tu Hijo para ser nuestro Salvador, y solo Él te conoce como Tú lo conoces, como Él mismo declaró: Mi Padre me entregó todas las cosas y nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar (Mt 11,27).

Te damos gracias Padre, porque en el evangelio de este domingo escuchamos la bienaventuranza que tu Hijo Jesús dirige al apóstol Pedro: ¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! (Mt 16,17). Gracias por darle a conocer a Pedro que Jesús es el Mesías, el Salvador, tu Hijo; y gracias porque en la persona de Pedro y sus sucesores, como verdaderas rocas, por su confesión de fe, has querido edificar tu única Iglesia, para llevar tu salvación a todos los hombres, gracias porque nos has llamado a formar parte de esta Iglesia por medio del bautismo y sabemos porque tu Hijo nos lo dijo, que los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella (v. 18).

Ayúdame a permanecer firme en la fe de tu Iglesia, unido al sucesor de Pedro, confesándote a Ti, orando por el Papa para que cumpla con fidelidad su misión de ser cabeza de tu Iglesia, signo visible de unidad y atando y desatando conforme a tu Voluntad salvífica.

Finalmente, me pregunto: ¿Quién es Jesús realmente para mí? ¿Me siento parte de una Iglesia donde Pedro ha quedado a la cabeza? ¿Me identifico con una comunidad de fe? ¿Cómo vivo en esa comunidad? ¿Tengo en cuenta la misión del sucesor de Pedro en la Iglesia? ¿Qué me dice la figura del Papa, hoy?