¿Te atreves a soñar?

Como jóvenes nos preguntamos muchas veces ¿qué me hará feliz? Dejando de lado la pregunta que puede detonar la felicidad en nosotros: ¿qué quiere Dios de mí? Pero, ¿por qué no arriesgarse a dicha consulta venida desde el corazón y desde una mirada creyente de la vida? Porque se descubre un cierto miedo ante la respuesta que Dios tuviera para nosotros. Con ello se nos olvida que Dios nos habla de muchas maneras, no necesariamente trágicas, para hacer su voluntad. Incluso hasta nos puede hablar a través de los sueños.

Así le sucedió a José «El ángel del Señor se le apareció en sueños» (Mt 2,13). Él es un testigo de la voluntad de Dios y, al igual que nosotros, tenía miedo de hacer la voluntad del Padre. Sin embargo, confió en Él y lo hizo, y se fue a Nazaret en Galilea, donde vivió con Jesús y María, lugar del que no salían profetas. Incluso se decía que nada bueno podía salir de ahí, y de ahí salió el Salvador.

José nos invita a confiar en lo que a veces uno no se atreve, y que está en lo más profundo del corazón, justo donde están identificados también los sueños, en la mejor expresión de la palabra. A él le habló el ángel del Señor de esa manera. De ahí que un joven que no quiera arriesgarse a soñar puede quedarse encerrado en sí mismo, sin la motivación de una llamada a vivir en plenitud.

El Papa Francisco nos recuerda en todo momento «Jóvenes atrévanse a soñar, no pierdan el encanto de soñar» (Mensaje a los jóvenes en Morelia 2016). «¿Ustedes también quieren cumplir el sueño de Dios?» (JMJ Panamá 2019). Por tanto, descubrimos que cumpliendo el sueño que Dios tiene para nosotros encontramos nuestra vocación y al encontrar nuestra vocación encontramos nuestra felicidad. Y tú, ¿quieres que se haga realidad el sueño de Dios en ti?