Se llenaron de inmensa alegria
Actualizado: 28 feb 2021
Los magos del Oriente representan a todos los buscadores. Los que escrutan sin descanso y por muchos medios. Los insaciables que se atreven a ponerse en marcha y salir al camino a enfrentar toda la serie de desafíos que este les presenta. Los buscadores que, por fin, ven satisfechas sus ansias y anhelos. Y es que, por fortuna todo el que busca encuentra (cfr. Mt 7, 7-8)
Estos sabios buscan incluso en lugares equivocados como el palacio de Herodes, pero no se cansan ni desaniman, cuando encuentran se llenan de inmensa alegría, tanto que su alegría los hace generosos; sus ofrendas son una verdadera profesión de fe. En los tiempos del desencuentro enseñan a emprender un camino por un encuentro que valga la pena, por un encuentro con lo verdaderamente humano que esconde en sí lo verdaderamente divino; un encuentro que nos encuentra y nos permite reconocer las propias pobrezaspara ofrecer todo lo que tenemos y regresar a nuestras vidas por otro camino.
Frente a estos aventureros y peregrinos desafiantes, nostopamos con el egoísmo de quien no sabe mirar las señales de Dios, y quien no quiere saber nada del misterio. En Herodes se refleja la vanidad de quien solo halla rivales. Los sumos sacerdotes y los escribas representan el conocimiento que estanca, que ilustra, pero no pone en marcha, el conocimiento que paraliza. Saben todo lo que se ha escrito, pero no tienen la osadía de ponerse en marcha. Se sienten seguros en sus erudiciones añejas.
De nuevo me dejo tocar por esta escena de Mt 2, 1-12 y me pregunto, ¿descubro las estrellas que me guían?, ¿tengo el valor de ponerme en éxodo, en marcha, de dejar mis seguridades para salir al encuentro?, contemplando las actitudes ante este acontecimiento, ¿qué me hace sentir y pensar?
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