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Foto del escritorGabriela Hernández Cuevas

¿Qué te impide perdonar hoy?

Actualizado: 27 feb 2021


Puede ser muy difícil entender la misericordia de Dios, qué complicado es asimilar que el Señor perdona todos los pecados, no importando su gravedad. Estamos acostumbrados a pensar desde nuestra humanidad, midiendo si alguien es merecedor de nuestro perdón con base en el tamaño de su falta. Estamos acostumbrados a perdonar, pero no olvidar, a guardar rencor toda la vida o fingir que hemos disculpado, pero esperando el momento para reprochar la falta cuando nos convenga.


Este domingo Jesús se nos presenta con un proyecto nuevo: el del perdón verdadero, el que viene desde el corazón. Para tener esta experiencia con los demás, Jesús nos invita primero a mirarnos delante de Dios y revisar si, en experiencia, nos sentimos perdonados por él, si nos hemos dejado cautivar su profundo amor. El Padre es el amor mismo que perdona por compasión y por bondad. Él olvida nuestras culpas y no vuelve a mirarlas, dándonos una vida nueva.


Si nos hemos experimentado pecadores-amados por Dios, entonces nos daremos cuenta de que ninguna falta en nuestra contra se puede comparar con las ofensas que a veces cometemos a Dios. Por lo tanto, podemos darnos la oportunidad de brindar nuestro perdón.

Hoy nos lo dice el Evangelio, un hombre le debía tanto dinero al rey que tenía que entregar toda su vida, su familia y sus propiedades para saldar la deuda. Sin embargo, el rey tuvo compasión y el hombre fue perdonado. Pero este mismo, al encontrarse a una persona que le debía muy poco dinero, lo hizo meter a la cárcel aún cuando le había suplicado misericordia. Así, podemos ver que las ofensas que los demás nos hacen, significan ese poco dinero, mas las ofensas hechas a Dios, son millones que nunca podríamos pagar. Si el Rey decidió perdonar la mayor de las deudas, así también nosotros estamos invitados a hacerlo.

Perdonar al que nos ofende, puede liberarlo de la cárcel del remordimiento, de la tristeza y de la angustia. Un sincero acto de misericordia puede cambiar la vida de otros y ser una oportunidad para que se palpe el amor de Dios. Además, el perdón libera profundamente a quien fue ofendido y le abre el corazón a la gracia.


Lee nuevamente el texto del Evangelio y reflexiona delante de Jesús: ¿Cuál ha sido la experiencia más fuerte que has tenido del perdón de Dios? ¡Cómo te sentías tan aceptado y amado a pesar de haberle faltado! Ahora, mira a tu alrededor ¿A qué te invita el Señor con su perdón? ¿Tienes alguna deuda con alguien que quieres saldar? Te atreverías a mostrar tu perdón a quien te ha ofendido? Habla de esto con el Señor. Pide que te dé su gracia para aprender a perdonar y perdonarte como Él lo hace.

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