Primerear en el servicio
Los apóstoles han vuelto a Cafarnaúm y están junto con Jesús, muy probablemente en la casa de Simón Pedro y su familia; Cristo les ha conferido el poder de hacer curaciones milagrosas y de expulsar demonios pero, a los apóstoles les falta todavía algo muy importante: ser humildes. Por el camino habían discutido quién de ellos era el más importante; pronto han olvidado que varios de ellos fueron llamados por el Señor a la orilla del lago de Genezareth siendo simples pescadores sin algún mérito propio. Jesús les cuestiona semejante altercado porque para él, lo importante no es que uno llegue a ser el más grande, sino el que más se identifique con él. Y he aquí que el Maestro, para sacar del error a sus más cercanos colaboradores les dice sin rodeos: “Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y su servidor.”
El Señor propone a sus seguidores un cambio radical en la escala de valores que presenta el mundo; el pelear los primeros lugares es contrario a los ideales del Reino de Dios y para rubricar lo anterior, recurre a un ejemplo de fácil comprensión: Llama a un niño, seguramente miembro de aquella misma familia y lo abraza; un gesto inusual para la mentalidad judía de la época, pues los niños junto con las mujeres eran considerados casi en nada. “Quien reciba en mi nombre a uno de estos niños, me recibe a mí.” En otras palabras, para recibir a Cristo, hay que acogerlo en la persona de los más pequeños pues la verdadera dignidad se fundamenta en la humildad y en el servicio.
¿Y qué es la humildad? Esta palabra proviene del latín “humus” que significa tierra; tenemos igual dignidad porque todos fuimos formados de la tierra y por lo tanto, reconocemos nuestras cualidades pero no olvidamos nuestras limitaciones. Con razón, Santa Teresa de Ávila solía afirmar: “La humildad es la verdad; es conocer cada uno lo que puede y lo que Dios puede en él.”
Cuando a nosotros llegue la tentación de querer ser los primeros en nuestra casa, en el grupo de la iglesia o en la comunidad en general, recordemos este pasaje evangélico y en palabras del Papa Francisco, si queremos “primerear”, hagámoslo en el servicio a los demás, con sencillez y en verdadera humildad.
Actividad: Anota tres acciones con las que puedas practicar tu servicio a los demás, sin el mero afán de sobresalir.
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