¿Por qué tienen tanto miedo?

Al atardecer

La palabra de Dios siempre nos sorprende, confronta y nos desafía. Ahora se nos presenta un acontecimiento en la vida de Jesús y sus discípulos que sucede en el lago; un espacio familiar para los tripulantes de la nave, excepto para Jesús, el cual no era pescador como el resto de los navegantes (en su mayoría). De entrada, el texto nos hace mirar hacia el atardecer: una tarde después de estar enseñando a orillas del lago (Mc 4,1), con varias parábolas a la gente, incluso después de explicarles a ellos en privado (Mc 4,10; 34); una tarde que, desde luego los tenía exhaustos, prueba de ello es que Jesús dormía profundamente; una tarde…, cuántas cosas suceden en el atardecer de nuestras vidas. Muchos temores nos aquejan apenas llegando la tarde, ¿qué significado tiene para mí la imagen de la tarde?

La tempestad

Todo iba de maravilla: un día de trabajo, las parábolas de la fuerza del Reino, la gente, los discípulos, y ya para terminar, sólo había que cruzar el lago. Cuando de pronto, la calma fue secuestrada por una terrible tempestad: un fuerte viento, olas estrellándose contra la barca y la barca llenándose de agua. ¡Qué contraste!, ante este panorama estallante, Jesús duerme en la popa reclinado en un cojín (Mc 4,38). ¡Qué contradicción!, los que saben nadar -porque son pescadores- son presa de un miedo terrible y el hijo de un carpintero duerme tranquilamente sobre su almohada. A la tarde se le suma una tempestad desenfrenada. ¿Qué tempestades estallan contra mi barca?, ¿cuál es mi barca?, ¿de qué se va llenando mi barca?

Comportamiento ante la situación

Ante esta situación hay dos comportamientos encontrados: los discípulos a quienes Marcos dibuja angustiados, incluso despertando a Jesús. Y a Jesús que, tan solo al despertar calla al viento y enmudece al mar. ¡Vaya imágenes!, ¿cuáles son los vientos que me alteran?, ¿cuál es el mar que me desestabiliza? Jesús, el Señor de la Creación, mira a sus discípulos, y en esos timoratos tripulantes a nosotros y nos pregunta, ¿por qué tienes tanto miedo?, ¿aún no tienes fe?

Nos detenemos ante esta escena en la vida de Jesús, dejamos que sus palabras resuenen en nuestro interior, al mirarlo nos preguntamos: ¿Quién es este, a quien el viento y el mar obedecen?