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P. Mario Cisneros, sj

Pasos para el camino espiritual


Cuando queremos emprender el camino espiritual de encuentro profundo con Dios es necesario reconocer que Dios ya nos estaba esperando:


«Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo» (Ap 3, 20).


Es común que lo que nos lleva a Dios y a tener una disciplina espiritual sea una crisis que nos presenta la vida: una enfermedad, una ruptura amorosa, un despido laboral, la muerte de un ser querido, la pandemia, etc. En esos momentos buscamos respuestas desesperadamente y queremos que Dios nos responda. Mucha gente que creció en la Iglesia Católica no encuentra fácilmente respuestas a sus dudas y muchas veces recurren a otras iglesias o a las religiones o prácticas orientales. Sin embargo, nuestra Iglesia cuenta con un patrimonio espiritual extraordinario que desgraciadamente no es conocido por todos.


Dentro de este patrimonio, existe una guía espiritual clásica, un mapa del territorio que recorre el alma humana en su aventura de encontrarse con Dios. Este esquema es común a todas las experiencias espirituales y divide el camino en tres vías o etapas:


· La vía purgativa que implica la limpieza de apegos desordenados para abrir espacio a Dios. Es la etapa de la conversión, de los primeros pasos de fervor al saber que Dios está cercano. Se parece a un enamoramiento en su etapa inicial.


· La vía iluminativa que consiste en la apertura del entendimiento a las cosas divinas. Es la etapa de los que ya están más familiarizados con las cosas de Dios y de la Iglesia, se da un aumento en la frecuencia de la recepción de los sacramentos, hay una práctica profunda de la oración, de las obras de misericordia y del estudio de la doctrina cristiana. Se parece al matrimonio estable.


· La vía unitiva que es la meta de todo camino espiritual porque implica el encuentro final con Dios. Es la etapa del encuentro gozoso con Dios, experiencia de unión y plenitud de la que nos han hablado muchos santos y místicos.


En la tradición eclesial sobresalen algunos maestros de espiritualidad como San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús y San Ignacio de Loyola. Los dos primeros con sus escritos y poemas invitan a sus seguidores a reproducir esa experiencia en sus propias vidas. San Ignacio tiene sus Ejercicios Espirituales que son una escuela de oración que lleva al ejercitante, paso a paso, al encuentro final con Dios.


También en México tenemos grandes ejemplos de místicos y santos que han recorrido este camino y que vale la pena conocer, por ejemplo San Rafael Guízar y Valencia, la Venerable Julia Navarrete y la Beata Concepción Cabrera. Sus pasos hacia Dios animan nuestro andar.

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1 Comment


Marta Reyes Torres
Marta Reyes Torres
Jan 15, 2021

Yo debo orar más para descubrir mis apegos desordenados.

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