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Foto del escritorFrancisco Ontiveros

¿Para quién serán todos tus bienes?




Este domingo Día del Señor coincide con el día de san Ignacio, y la Palabra de Dios sale a nuestro encuentro para continuar animando nuestra vida, nuestros impulsos, nuestras decisiones, para iluminar nuestras sombras y para abrirnos más horizontes.


De un acontecimiento -no extraño-, que vive una familia, se ha gestado el pleito entre unos hermanos y de esto Jesús saca una enseñanza para sus seguidores, que continúa siendo una enseñanza para nuestros tiempos. Podemos sintetizarla en lo que el mismo Maestro dice: “la vida del hombre no depende de abundancia de los bienes que posea”. No depende de las riquezas, de las aptitudes, de los talentos, de las capacidades, de los ahorros… Esto detiene nuestra vida y nos confronta. ¿Cómo es que mi vida no depende de mis riquezas, de mis talentos, de lo mejor de mí?, toda riqueza que sólo está en función de sí mismo lejos de fortalecer debilita, encierra, mata. Vivir para guardar en graneros ya es estar muriendo.


Jesús insiste al decir con toda claridad: quien no se hace rico de lo que verdaderamente vale para Dios está muerto, aún con sus graneros grandes, espaciosos y llenos, es más Jesús se torna muy claro, quien vive así es un insensato. Resulta interesante que Jesús llama a hacerse ricos, pero de lo que verdaderamente vale la pena, de lo que vale ante Dios.


Vuelvo a leer estos versículos del evangelio de Lucas (Lc 12,13-21), les permito que encuentren cabida en mí y dejo que brote lo que ellos remuevan. ¿Cuáles son mis mayores riquezas?, ¿Cuáles son las cosechas de las que me siento muy agradecido?, ¿en qué consiste volverse rico de lo que vale ante Dios? Ponderando todo esto, se lo entrego al Señor con mucho afecto, y a Él, eterno Señor de todas las cosas, le entrego mi oblación.

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