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Foto del escritorGabriela Hernández Cuevas

Ocúpate tú de todo




Las exigencias del seguimiento de Jesús se ponen al descubierto en el Evangelio de este domingo. El Reino exige determinadas actitudes que el discípulo está invitado a seguir para vivir la libertad de ir tras Jesús, al modo de Dios y no bajo sus propios estándares.


Aceptar la invitación a construir el Reino de los Cielos implica soltar el control y entregar criterios enraizados. Podemos ver ilustrados algunos ejemplos en el Evangelio de hoy, en el que todos los hombres ante la invitación de Jesús a seguirle, querían tomar el control de la situación respondiendo: “sí Señor, pero antes déjame hacer…”.


Trasladando a nuestra vida este pasaje podemos identificarnos con él. Cuánto cuesta renunciar a la comodidad física e interior, qué difícil es disponernos a cambiar de esquemas y salir de nuestra zona de confort.


Qué grande reto implica aceptar que el dar testimonio en nuestros trabajos, escuela y hogar muchas veces implicará el rechazo, la burla y la poca aceptación. ¿No será que nos cuesta asumir que seremos rechazados?


Qué costoso es priorizar a Dios antes que a nuestra propia familia, noviazgo, amigos y seres queridos, optando siempre por Él.


Qué complicado soltar el pasado para permitirnos comenzar una nueva vida de la mano de Jesús.


Qué difícil es dejar las seguridades y darle el control a Dios.


Sin duda es un ejercicio de confianza, pues es disponernos a que Jesús actúe con libertad en nuestra historia. Se experimenta incertidumbre cuando se pierde el control sobre una situación, salen a flote las preocupaciones, la ansiedad y más, pero ante esos inevitables sentimientos, la promesa de Jesús permanece. Él nos invita a confiar con la certeza de que nunca seremos defraudados y que sin duda habrá mejores resultados en nuestra vida estando Él al frente.


No podemos ignorar las exigencias del Reino y pensar en que todo será fácil. Pidamos hoy la determinación de Jesús. Esa determinación con la que subió a Jerusalén por amor al Padre, por obediencia en total libertad y amor.


Pidámosle que nos ayude a soltar, a no aferrarnos a una historia, a un pasado, a un pecado, a una reputación o a una persona, para así abandonarnos en un nuevo camino en el que el ayer queda atrás… Para trabajar por extender el Reino de los Cielos desde nuestro trabajo, casa, escuela, comunidad e Iglesia.


¿En qué tienes puesta tu mano? ¿Cuál es tu arado? ¿Qué te impide ver para adelante? ¿Qué necesitas hoy para seguir a Jesús? ¿Te permites comenzar una nueva vida de su mano?


Hoy es un buen día para orar y decirle a Jesús: “sí Señor, quiero seguirte, ocúpate tú de todo”.


Si te ayuda, te comparto un canto para tu oración:





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