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Foto del escritorPaola Córdova Cuevas

Nadie sabe cuándo es el momento

Actualizado: 27 feb 2021


¿Cuántas veces nos hemos visto engañados por espejismos que nos hacen creer que ya es el final? Peligros en las calles, apostasía, falta de compasión, de caridad, guerras, abortos, conflictos, legalización del pecado, ideología de género, enfermedades, pandemias… Más de una vez muchos de nosotros y nuestros familiares hemos pensado o mencionado que, ante tanto que vemos a nuestro alrededor, seguramente “ya es el final”. ¿Cuántos de nosotros no lo hemos por lo menos pensado, en nuestros momentos de desesperanza y tristeza?


El Evangelio de hoy nos invita a reflexionar dos aspectos muy importantes. El primero es que nadie sabe cuándo es el momento. Nadie, ni esa cadena de televisión que nos narra todo con tanto pesimismo, ni las redes sociales que nos bombardean de cifras alarmantes, ni ese mensaje alarmista que nos envían en forma de “cadena” a nuestro celular… Jesús lo dice y lo repite ¡nadie sabe cuándo es el momento! Sólo Dios tiene la última palabra. Dios tiene el poder y el control sobre todas las cosas. Dios, nuestro padre amoroso, tiene en sus manos esos peligros, esa apostasía, ese pecado social, esas enfermedades, esta pandemia… nada escapa de su control. Aunque podría parecer por aquellos mensajes negativos que no dejan de aparecer frente a nuestros ojos, que “es el final”, lo cierto es que sólo Él lo sabe. Con esta afirmación nos invita a no dejarnos llevar por la desesperanza ni la desesperación, a no escuchar a esos falsos profetas que busquen llenarnos de tristeza y echar abajo nuestra esperanza. A ser promotores de fe, de paz y tranquilidad, a transmitir esa paz que Dios nos da al recordarnos, una vez más, que en sus manos están nuestras vidas.


El Evangelio nos invita también a reflexionar un segundo aspecto. El aspecto que nos compete, a todos, el día de hoy. Debemos velar y estar preparados. No al final de nuestra vida, no cuando estemos enfermos, no cuando veamos el peligro o el final cerca. Debemos velar y estar preparados hoy. ¿Tienes conflictos con alguien? ¿Estás peleado con tu hermano? ¿Has pospuesto hacer esa obra de caridad una y otra vez? ¿Estás esperando “el momento” adecuado para tomar esa decisión? ¿Existe algún asunto en especial que no hayas resuelto? ¡Velad y estad preparados! No mañana, no con los propósitos de año nuevo. Hoy.


Leo el Evangelio de San Marcos y me pregunto: ¿estoy dejándome llevar por los falsos profetas que me contagian de negatividad? ¿He creído o compartido la noción de que “ya es el final”? ¿Estoy preparado, en caso de que el Señor me llame hoy? ¿Estoy velando…?

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