“Les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras”
Cuando los dos peregrinos regresaron de Emaús, comentaban lo que les había pasado en el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan. Los relatos de la resurrección coinciden en que Jesús se presentó ante los discípulos y los saludó (“la paz esté con ustedes”) y también coinciden en la dificultad que experimentaron todos para reconocerlo, que era el mismo, pero al mismo diferente; por eso Lucas narra que Jesús mismo les da una prueba de que era él, mostrándose y pidiendo de comer y comiendo en presencia de todos.
Pero, luego de reconocer que era el Señor, venía lo importante: vislumbrar el plan de salvación de Dios y entrar en la comprensión de los designios de Dios sobre su Mesías y, por medio de él, sobre la humanidad. Jesús Resucitado les da la capacidad de releer la Escrituras en clave cristológica: todo lo que está escrito en la Ley, los Profetas y los Salmos. Es decir, todo lo que la fe cristiana considerará como “Antiguo Testamento”, es en realidad una gran profecía de Cristo, todo lo anuncia, todo lo prepara. Por eso, para entender mejor a Cristo se necesita conocer todas las Escrituras. El misterio de redención, anunciado y preparado a lo largo de siglos, se realiza ahora en Cristo, el que tenía que padecer, pero habría de resucitar.
El encargo del discípulo de Jesús, a partir de este momento, es testimoniar, con palabras y con la vida, este misterio de salvación, realizado en Jesús, el Mesías sufriente que resucitó de entre los muertos. Y ese trabajo tiene una meta: que todos lo conozcan y se beneficien de él; por eso hay que predicar hasta los últimos rincones de la tierra.
Jesús Resucitado se nos hace presente de muchos modos a lo largo de nuestra vida, pero nos sucede con frecuencia que no alcanzamos a reconocerlo, mucho menos a entender que hay muchas cosas que así debían haber pasado, para que siga adelante el proyecto de Dios. Cuando no entendemos las cosas desde Dios, nos desesperamos. Por eso necesitamos la ayuda del Señor, para entrar en su misterio de salvación y entender, aunque sea un poco solamente, lo que Dios tiene pensado para nosotros. Y necesitamos entender, porque luego nos toca predicar a nuestros hermanos, dando testimonio de la resurrección del Señor, de la necesaria conversión y del perdón de los pecados, que tanto necesita la humanidad.
Ayúdanos, Señor, a ser asiduos en la lectura de tu Palabra; danos inteligencia para comprender su sentido, y fe para no olvidar que eres tú quien nos habla a través de ella y nos muestras tu voluntad. Que podamos Padre, seguir tu proyecto y nos decidamos a ser testigos de Cristo Resucitado, anunciándolo con valentía hasta los últimos confines rincones de la tierra.
Comments