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Las tentadoras “alas de ángeles”

  • Pbro. Francisco Ontiveros Gutierrez
  • 8 mar
  • 1 Min. de lectura

Hemos comenzado la cuaresma; este tiempo especial que se nos ofrece para hacer una pausa en el camino y mirarnos, sentirnos, abrazarnos con amor desde la mirada amorosa de Dios, que siempre nos presenta nuevas oportunidades. 


La cuaresma es un tiempo de gracia, no de tristezas ni penitencias narcisistas, centradas en mí y con apología de la sangre y el sufrimiento. ¿Cómo me siento ante esta cuaresma?

Hoy tenemos la oportunidad de acompañar al Señor al desierto, el lugar de la prueba, de la tentación, de la fidelidad de Dios y de los amantes, porque en el desierto es donde el Señor nos habla de amor, ahí nos seduce de nuevo. ¿Cuál es mi experiencia de Dios en ‘mis’ desiertos?

Aparece en escena, junto al Señor, el enemigo, el tentador; quien con su habilidad y astucia viene siempre que estamos pasando alguna necesidad. No aparece cuando somos fuertes porque tiene todas las de perder. Hace gala de su presencia cuando somos débiles, cuando, como el Señor, pasamos hambre y sed, en definitiva cuando tenemos alguna necesidad. El enemigo es un ilusionista que nos ofrece paraísos mal habidos, ofertas seductoras que nos entretienen y nos hacen parecer famosos, viviendo “en alas de ángeles”. 

La tentación se reduce al abandono de la misión, consiste en “tirar la toalla”. Dejar el plan de Dios por comer y beber hasta hartarse, por montar una escena espectacular, con una galería de fotos llena de éxitos frente a todos. Ya sea convertir piedras en pan, o ser dueños de todos los mundos, o vivir en alas de ángeles, seductoras y atractivas ofertas..

Dialogo con el Señor, en el desierto, frente a mis tentaciones.

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