La vista de María a su prima Santa Isabel
Actualizado: 22 dic 2024
A lo largo del tiempo litúrgico del adviento aparecen personajes muy importantes y significativos para la historia de Salvación que vamos viviendo a tono del recorrido de las cuatro semanas. Estas figuras importantes son: Isaías, Juan el Bautista y María Santísima.
El día de hoy nos centraremos en la figura amorosa y servicial de María, la mujer llena de Gracia. En la tradición bíblica y cristiana, la Virgen María es la mujer que suscita encuentros. Así lo enseña el evangelio de Lucas (Lc 1, 39-45) cuando la presenta tomando la iniciativa, sin prisas pero sin pausas, de ir a encontrarse con otra mujer que como ella está necesitada, no sólo de atención a causa de su embarazo, sino también, por las circunstancias en que éste se había dado (era de edad avanzada y la llamaban estéril Lc 1,36). María no va a título personal, sino como la Madre del Señor; de ahí que su presencia ocasione otros encuentros. Un encuentro en el Señor, que alegra la vida y llena de su gracia el momento donde se entrecruzan las vidas.
“Subió presurosa a las montañas”. María sin pensarlo sale al encuentro, se pone en camino y se dirigí de manera personal y respetuosa al encuentro de la otra persona, sin invadir y contra todo precepto humano (en los tiempos de Jesús era considerado un acto de impureza acercarse a una mujer si se encontraba embarazada) ella llega a servir a su prima Santa Isabel. Al menos gran parte de las mujeres entenderán de que habla este texto, la alegría de acercarse a otra mujer en situación de embarazo, al menos en nuestra región se acostumbra visitar, llevarle algún presente, cuidar de ella, estar al pendiente y más si es su primer embarazo.
A siete días de haber festejado en México a la Virgen María en su advocación de Guadalupe, es importante recordar que la Virgen María: visita nuestra montaña, nuestro cerro del Tepeyac, pero llegó para quedarse, para hacer morada con la nación mexicana, ella vino a reunirse con un pueblo que sufre a causa de muchas divisiones, religiosos, políticos, sociales, ideológicas; además de ser una comunidad víctima de la incomprensión, la violencia y el desprecio.
María no viene por sí misma, es mensajera del Dios por quien se vive; y no desea la construcción de un templo, sino de una casa: un espacio, más simbólico que material, en donde personas de todas raza, pueblo o nación se unan como un solo pueblo, donde no haya dominados ni dominadores y todos podemos convivir como hijos de Dios.
Me presento delante de Dios y le agradezco el amor maternal y servicial que me brinda a través de María Santísima ¿Qué puedo aprender de María? ¿Mis encuentros producen alegría, vida, gratitud? ¿Ha ejemplo de María me pongo en camino ante la necesidad de mi prójimo? Que María Santísima madre y hermana nuestra nos ayude a preparar el camino para recibir a nuestro Salvador.
Yorumlar