La paz que estabas buscando
Si en estos momentos la tormenta ha tocado a tu puerta, si las dificultades han quitado la paz de tu corazón o los pensamientos negativos permanecen, Dios tiene una respuesta para ti. Jesús nos ofrece el regalo de la paz, de la paz que es verdadera, profunda y estable. Nos dice que no es como la del mundo, que ofrece una tranquilidad pasajera, condicionada o falsa.
El Señor nos da la oportunidad de refugiarnos en Él, de que descubramos una paz que transforma todo y que es capaz de permanecer incluso cuando a nuestro alrededor haya ruido, tribulaciones, problemas, rupturas, tristezas, miedo y enojo. Es una paz del corazón, de sabernos con Dios, de saber que le seguimos, que le confiamos nuestra vida e intentamos hacer su voluntad.
Si te has preguntado ¿cómo sé si estoy amando a Dios? Jesús nos da hoy la respuesta: “El que me ama, cumplirá mi palabra” (Juan 14, 23). Es decir, la prueba verdadera de que amamos al Señor es escucharlo y cumplir su voluntad, esforzándonos día a día para vivir como Él vivió, siguiendo sus enseñanzas y no otras voces que nos alejan de su proyecto, aunque a veces esa voz sea incluso la nuestra.
Lo mejor de esta noticia es que no estamos solos. Jesús nos promete al Espíritu Santo, que viene en nuestra ayuda para cumplir esto no con nuestras fuerzas, sino con su gracia. El Espíritu viene a nuestro corazón a hacer morada.
Como consecuencia de seguir a Jesús, vendrá la paz en el corazón y Dios hará morada en nosotros: Permanecerá para consolarnos, animarnos y amarnos. Hoy te invito a que oremos un momento, ofreciendo a Dios un corazón sincero que le concede el acceso a todo lo que nos aflige, lo que nos quiere quitar su paz. Puedes hacerte estas preguntas: ¿qué me quita la paz hoy? ¿Estoy queriendo tener el control de mi vida? ¿Soy consciente que Dios habita en mi? ¿Qué necesito hacer para cumplir la voluntad de Dios?
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