La educación centrada en el alumno: todo un reto
Si existe un área en la cual puede hacerse presente el Enfoque Centrado en la Persona, de Carl Rogers, es en el ámbito educativo.
Son varios los puntos que este enfoque maneja, pero todos ellos se resumen en la idea de que todo individuo tiene la capacidad suficiente para comprenderse y manejar en forma constructiva todos los aspectos de su vida, pues existe en ellos un impulso o tendencia hacia el crecimiento, la adaptación y la superación, si se encuentran presentes las condiciones adecuadas para ello.
En esta última parte es donde entra la labor de la educación pues, después de la familia, la escuela es el lugar que puede (y debe) aportar todos los elementos necesarios para que los niños logren conocerse y comprenderse a sí mismos, regularse, explotar sus potencialidades de manera consciente y experimentar un crecimiento personal y un desarrollo integral sano.
Como docente de educación preescolar, siempre he dado prioridad al ambiente de trabajo que establezco en el aula con mis alumnos, pues he descubierto que es parte esencial en el aprendizaje día a día. Establecer un clima de afecto, respeto, calidez y confianza para ser nosotros mismos, ha sido la pauta para que el trabajo fluya de la mejor manera. He notado cómo los niños poco a poco van adquiriendo confianza para expresar sus ideas y emociones, cómo se van conociendo a ellos mismos y cómo se van relacionando cada vez más y mejor con sus compañeros y con los adultos.
Es necesario que los niños encuentren en su maestro alguien con quien puedan sentirse libres de expresarse y de ser ellos mismos sin ser juzgados, alguien que los escuche, los comprenda, los acepte y les ayude a liberarse de cualquier elemento que obstaculice su desarrollo normal, guiándolos y acompañándolos de tal manera que se conozcan a sí mismos, sean capaces de regularse y de ampliar sus capacidades de manera consciente y sintiéndose seguros.
Un enfoque centrado en la persona implica también reconocer el valor de cada persona, promoviendo que el acompañamiento sea personal, respetando el tiempo y el proceso de cada uno. En este sentido, procuro conocer muy bien a cada niño en todos los aspectos, estar atenta a los intereses, gustos y necesidades que van manifestando explícita o implícitamente y trato de retomarlo en las actividades que diseño, manteniendo así flexibilidad y apertura en el trabajo.
Es un hecho que los docentes tenemos un gran reto: ser agentes de apoyo y no obstáculos o barreras en la educación de nuestros alumnos; debemos ser guías y acompañantes que ofrezcan los medios ideales para formar seres libres y autónomos, capaces de tomar sus propias decisiones y responsabilizarse de ellas; tenemos que confiar en la capacidad de cada niño para superarse, poniendo a su alcance todos los medios que necesiten para ello y dando siempre mayor prioridad a los procesos que a los resultados en sí, pues es en ese caminar en donde suelen generarse los aprendizajes más valiosos y significativos.
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