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Foto del escritorPbro. Francisco Suárez

La determinación de conocer al Maestro



En el pasaje evangélico de la profesión de fe de Pedro narrada por Lucas, al igual que en los evangelios de Marcos y Mateo, Jesús empieza preguntando lo que “la gente” dice de él, y los discípulos platican las opiniones que habían sido comunicadas anteriormente a Herodes. En los tres evangelios, Jesús exige, a continuación, que sus discípulos se declaren sinceramente por su lado apoyando su misión, siendo Pedro el que responde, como siempre. Es importante fijarnos que las palabras de este apóstol no son las mismas en los tres evangelios: “Tú eres el Cristo” (Mc-Mt), Lucas se limita a la expresión “el Cristo de Dios”.


Notemos que los discípulos van dando pasos seguros en el reconocimiento, pero todavía incompleto; en el misterio de Jesús. Ante la respuesta de Pedro, vemos que Jesús no lo felicita. El maestro no rechaza el título de Cristo (Ungido), pero les ordena severamente que guarden silencio ya que todavía no terminan su capacitación de discípulos. Enseguida Jesús explica que es necesario sufrir mucho, morir y resucitar. Este silencio que el maestro les pide es por razón de que hay que guardar el secreto de su identidad ya que no es el momento oportuno de darlo a conocer tal cual, es preferible esperarse hasta la hora de su muerte y resurrección.


Pedro comienza a entender a su maestro, Pedro supera las opiniones de la gente. La gente vive en ignorancia y Pedro y los discípulos van progresando en el conocimiento del Mesías. Por eso Pedro será el portavoz de su maestro, el portavoz del grupo. Más adelante aparecerán las explicaciones donde se nos anuncia de la suerte del Mesías, así será, también la suerte de los discípulos, les decía: “El hijo del hombre debe sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; lo matarán y resucitará al tercer día” (Lc 9,22).

Conocer a Jesús y confesarlo siempre será más completo cuando hayamos caminado con él nuestro vía-crucis y hayamos podido resucitar con él. De otro modo estaremos como la gente confundida e ignorante que sólo podían hablar de Jesús como un profeta, o un sanador o un predicador. Tenemos que encontrarnos con él y hay que cambiar de vida, tenemos que convertirnos; siempre es buen tiempo para cambiar.


Los discípulos poco a poco van capacitándose, poco a poco van aclarando sus dudas y conociendo más al Señor Jesús. Pero este conocimiento se adquiere con la cercanía a él, con la escucha de su Palabra, con la convivencia con él.


1. ¿Qué puedo hacer para profundizar mi conocimiento de Jesús?

2. ¿Quién digo yo que es Jesús para mi Iglesia, para mi familia, para mi fe?

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