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Pbro. Francisco Suárez González

La coherencia cristiana es un don de Dios

«Quien escandalice a uno solo de estos pequeños que creen en mí, uno solo de estos hermanos, hermanas que tienen fe, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos, y le hundan en lo profundo del mar». Tenemos presente que un cristiano incoherente hace mucho mal en cuanto a testimonio y que los escándalos que provienen de ahí pueden matar la fe de muchas personas. También hemos escuchado: ‘Pero padre, yo creo en Dios, pero no en la Iglesia, porque ustedes cristianos dicen una cosa y hacen otra’. Y otras veces: ‘yo creo en Dios, pero en ustedes no’. Y esto sucede, muchas veces, por la incoherencia.


Si tú te encuentras delante -imaginemos- de un ateo y te dice que no cree en Dios, tú puedes leerle toda la biblioteca, donde se dice que Dios existe y también probar que Dios existe, y él no tendrá fe. Pero si delante de este ateo tú das testimonio de coherencia de vida cristiana algo comenzará a trabajar en su corazón. Será precisamente tu testimonio lo que le traerá esta inquietud sobre la cual trabaja el Espíritu Santo. Es una gracia que todos nosotros, toda la Iglesia debe pedir: «Señor, que seamos coherentes». Es necesario orarporque para vivir en la coherencia cristiana, es necesaria la oración y el encuentro con Jesús quien es coherente de todo a todo, porque la coherencia cristiana es un don de Dios y debemos pedirlo, ya que esta no es tan fácil de lograr siempre y al cien por ciento.

Es cierto que nuestro Señor está hablando aquí del escándalo, pero con un lenguaje tan claro y contundente que nos ayuda a entender bien su mensaje. Nos está invitando a adoptar una actitud de autenticidad en nuestros comportamientos y de radicalidad en nuestras opciones de vida; a no ser mediocres ni conformistas.

Y esto, no es fanatismo, sino autenticidad y coherencia de vida. Es ser cristiano y católico de verdad, de cuerpo entero, y no mediocre y conformista. No sólo de los que se llaman cristianos, sino de aquellos que se han tomado en serio el Evangelio y lo testimonian con sus obras y con su vida. No tengamos miedo tomarnos nuestra fe en serio y ser cristianos como san Pablo o al estilo de los santos y de los mártires. ¿También tú dejas una huella allí por donde pasas?, o ¿ni siquiera se dan cuenta los demás de que eres un cristiano auténtico?

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