Jesús nos llama a todos
Actualizado: 27 feb 2021
Jesús nos llama a todos. En muchas ocasiones esperamos encontrar mensajes provenientes de Dios en las más sofisticadas expresiones. Buscamos su voluntad como un mensaje escrito en el cielo, o una voz clara que confirme que hemos tomado la mejor de las decisiones.
Lo cierto es que Jesús nos llama a todos de forma personal y única. Mi llamado no es igual al tuyo, ni al de mis padres, ni al de mis hijos, ni al del sacerdote de la comunidad a la que pertenezco. Tampoco es igual al llamado que recibió ese santo de quien soy tan devoto, ni es igual al llamado que recibió mi abuela, quien me enseñó a rezar desde temprana edad. «Dios guarda para cada persona un camino virgen e inexplorado» (León Felipe).
Yo tengo mi propio llamado. La pregunta es si he logrado identificarlo, o más aún, si he logrado escuchar la voz de Dios a pesar del ruido de mis pensamientos y mis cotidianas distracciones. Quizá esa voz no se ha manifestado de la manera como yo lo espero. Quizá ha sido un movimiento sutil de mi conciencia, una inquietud de mi alma invitándome a perdonar, a seguir, a amar a los demás, y a obrar lo que Dios quiere que trabaje en mi vida.
Jesús nos llama a todos. Sí, su llamado es universal. Jesús llama a aquel compañero de trabajo que hace tan difícil mi día a día. Llama también a ese familiar que a veces no soporto; a aquella persona que me hizo tanto daño; a aquél que me dificultó mi infancia; a aquellas personas que piensan tan distinto a mi; incluso, a aquellos que no comparten mi fe. Jesús abre la puerta a todo aquel que lo quiera aceptar.
Hoy nos detenemos a reflexionar, con las palabras del Evangelio y observamos que la palabra «todos» muchas veces pasa por el propio filtro de quienes no nos agradan, y eso nos invita a reconsiderar los propios juicios o prejuicios en su contra. Nos invita a mirar el panorama de aquello que es «distinto a mí» con otros ojos más incluyentes y comprensivos. Y nos lleva a extender el horizonte propio de nuestras interpretaciones subjetivas curándolas desde la óptica de Jesús.
Leo el Evangelio de san Mateo y me pregunto: ¿Qué tipo de hijo soy, según lo que expone Jesús? ¿Siento que el Señor me llama? ¿A qué? ¿Cuál es mi respuesta personal ante su llamado? Por otra parte, ¿acepto que todos están llamados de forma personal por el Señor, inclusive los que piensan distinto a mí? ¿Me percibo como un obstáculo o como una vía para que los demás puedan ir a Jesús? Pide al Señor la gracia de responder a su llamado afirmativamente y de obrar en consecuencia.
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