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Francisco Contreras Sánchez

Geografía de la oración



Dos hechos y una reflexión.


Primer hecho ocurrido en el año de 2008 en Durham, Inglaterra. Cuando el reverendo Pete Phillips llegó por primera vez a Durham, fue expulsado de la catedral de la ciudad por leer la Biblia en su teléfono móvil. En el interior no se permitían teléfonos, y la persona que lo abordó no creyó que estuviera usándolo para rezar. En 2018 la catedral cumplió mil años y actualizó su política "permitiendo que la gente tome fotos y utilicen el celular por razones religiosas, para lo que quieran". El reverendo Pete Phillips refiere que "la actitud cambió porque restringirle a la gente el uso del celular ahora es pedirles que se corten sus brazos".


Segundo hecho ocurrido en agosto de 2021 en la comunidad de Xometla, La Perla, Veracruz. Victoria González, 75 años de edad, se hizo viral en redes sociales por pedirle a Alexa que le rezara un Rosario. La bocina le respondió con todo y los misterios gloriosos. Victoria narra su experiencia así: “Yo fui a casa de mi nieta, ya que estaba sola. Y por hacerle caso a ella, me dice: ¿quieres decirle unas palabras a Alexa? Entonces le dije, ¿Quién es Alexa?, será la hija de mi amiga Rosa, por lo que me dice que no, que es la bocina que tenía ahí en el buró, me pregunté si Alexa sabía rezar, y sí, me contestó rápido y empezó a rezar”.


La reflexión. Dos hechos aparentemente aislados, pero que nos manifiestan la novedad de la oración y la búsqueda de conectar con Dios, aun a través de medios rúbricamente no tan recomendables, pero técnicamente manejables y para muchos de uso cotidiano. Podría decirse que la oración no sabe de geografía, de espacio, pero quizá si de tiempo: “orad constantemente. En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de vosotros” (1 Tes, 17-18). Más concretamente: debemos orar en todo momento.

Carlos G. Vallés en su libro: “Cuéntame cómo rezas” escribe: “vivo en la ciudad, y quiero aprender a rezar en la ciudad. Rezar en sus calles y en su tráfico, en sus calles y en su cemento, en su ruido y en su contaminación…y si no se orar aquí, no sabré orar en ninguna parte. La ciudad es el centro de mi vida, y ha de llegar a serlo de mi oración. Sin el anclaje urbano de mis oraciones, mi vida de plegaria sería irreal. Y lo que no es real no existe”.


Pensando en mi oración a Dios me cuestiono: ¿aprovecho los medios que tengo a la mano para hacer mi oración?, ¿me he alejado de Dios porque creo que no tengo tiempo para él? Recuerda: busca a Dios en todo momento.



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1 Comment


Álvaro Miguel González
Álvaro Miguel González
Sep 20, 2021

Interesante reflexión. Me hace recordar aquel viejito libro, preinternet, de Michel Quoist, ORACIONES PARA REZAR POR LA CALLE. en su momento hasta atrevido. Ver, oír, hablar con Dios fuera del templo o de la propia habitación... Pero hacerlo de manera personal, cercana, confiada, cotidiana, hasta común ante lo que acontece. Orar siempre, en todo lugar, para cualesquier circunstancia. Con todo, nada perdemos si seguimos utilizando, a veces con ventaja, los medios y lugares "tradicionales" (hoy concepto y término pareciera prohibido u ridículo, excluyente): un libro, la Biblia, que no necesita conectarse, no requiere baterías, y no daña la vista. En la ciudad, en los pueblos, en casi todos lados, no lo olvidemos, no lo menospreciemos, tampoco lo confrontemos con lo…

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