Escuchaba su Palabra
Nuevamente la escritura pone al mismo nivel de dignidad al hombre y a la mujer, aprovecho la ocasión para reflexionar en al menos dos citas bíblicas que nos muestran esta dignidad entre ambos. Con esto no quiero decir que sean las únicas, pero el Evangelio de hoy me invita a hacer la siguiente reflexión y quiero compartirla con ustedes.
La primera cita es Gn 2,21 “Por eso Dios hizo que el hombre se quedara profundamente dormido. Y así, mientras él dormía, Dios le sacó una de sus costillas, y luego le cerró el costado. De esa costilla Dios hizo una mujer” numerosas interpretaciones coinciden en que el hecho de que Dios haya sacado a la mujer de la costilla del hombre es para representar la misma dignidad y el valor que tienen delante de Dios.
La segunda prueba de esta misma dignidad delante de Dios la escuchamos el día de hoy en las palabras del evangelista Lucas 10, 39 ... María, que, estaba sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra.
Estaba sentada, es decir, en posición de discípulo a los pies del Maestro. Este hecho que para nosotros es muy normal, en los tiempos de Jesús era un escándalo, resultaba impensable. La escena es extraña pues la mujer no estaba autorizada a escuchar como discípula, de hecho, Jesús es el primer revolucionario de sus tiempos al incluir a las mujeres en su seguimiento. En el contexto en que se movía Jesús la mujer era muy poco valorada, no tenía derecho de entrar en las sinagogas, no tenía derecho a la educación religiosa…
Jesús nuevamente nos da una enseñanza: la mujer no ha de quedar reducida a las tareas de la casa como erróneamente se pensaba, o como en este mismo pasaje aparece Marta ocupándose únicamente de todas las labores del hogar. La mujer tiene derecho a sentarse, como los varones, a escuchar la Palabra de Dios. Lo que está haciendo María responde a la voluntad original del Padre manifestada ya desde la Creación que ambos gocen de la misma dignidad, derechos y oportunidades. Jesús invita a las mujeres a estar sentadas, escuchando la Palabra de Dios y apasionándose por proyecto del Reino. Por eso las acoge en su grupo como discípulas, en el mismo plano y con los mismos derechos que los varones.
Es mucho lo que nos falta en la Iglesia y en la sociedad para mirar y tratar a las mujeres como lo hacía Jesús: en la integridad y dignidad con la que Jesús las miraba.
¿A qué me invita la reflexión de esta Buena Noticia? ¿Trabajo por una Iglesia y una sociedad en que se reconozca la igual dignidad entre hombres y mujeres? ¿Qué le pido hoy a Jesús?
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