¡En la obscuridad brilló la luz!

La liturgia de este día nos coloca en la mañana siguiente de la celebración de la Pascua; cuando el tumulto por la fiesta se ha calmado, cuando la noticia escandalosa de la muerte en cruz del profeta de Nazaret ha pasado de ser un grito a un breve susurro, cuando los jefes religiosos han tomado un respiro al saber que ya no hay voz que cuestione su proceder, María Magdalena va al sepulcro...

El evangelista detalla que aún estaba obscuro, la noche reinaba todavía sobre el firmamento. La oscuridad reinaba todavía en el corazón de la fiel discípula de Magdala; la impactante noticia de la muerte del Amado Maestro pintaba en su corazón colores grisáceos de tristeza, desesperanza y dolor. La sorpresa de la gran piedra removida le alarma y corre a comunicar la desgracia. Aún la oscuridad imperaba en su corazón.

Pedro y el discípulo amado corren a cerciorarse de lo ocurrido. Este último se inclina para comprobar que los lienzos con los cuales fue envuelto Jesús yacen en el suelo; se inclina pero no entra. Se inclina porque al igual que en el pesebre es necesario agacharse para comprender con el corazón el misterio de salvación realizado por Dios. Quien testarudamente se niega a inclinarse y pretende encontrar una respuesta lógica y tangible al sepulcro vacío no verá más que lienzos en el suelo y un cadáver robado.

Este acto de fe y humildad le permiten al discípulo ver y creer cuando ingresa al sepulcro. Enseguida recibe una efusión de luz en su corazón y una claridad en su mente penetra tan hondo haciéndolo capaz de comprender ahora las Escrituras. En la oscuridad de Belén brilló una gran luz, en la madrugada del domingo la negrura de la muerte ha dejado de existir. El corazón de Magdalena pronto recibirá esta luz.

En la presencia del Señor me pregunto: ¿es hoy la Resurrección del Señor un motivo de alegría y júbilo para mí?; ¿qué aspecto de mi vida necesita inclinarse para creer firmemente que Cristo ha vencido la muerte?; después de celebrar estos días santos, ¿hay más luz que obscuridad en mi corazón?