El Rey vendrá
Nos acercamos a terminar un año litúrgico más, las lecturas sobre la segunda venida de Jesús se hacen presentes, su promesa de regresar reinante la escuchamos en el Evangelio de este domingo y su Palabra es una oportunidad para llenarnos de esperanza.
Es probable que cuando escuchamos un Evangelio u otro pasaje de la Biblia donde se nos habla de estar atentos, de que Jesús vendrá por segunda vez, del juicio final, el apocalípsis y más, venga más a nuestro corazón un sentimiento de terror, de miedo, de estremecimiento, más que de alegría.
¿Qué pasaría si hoy pensáramos que viene el AMOR de los amores por nosotros? Que viene a dar plenitud a su Reino, que vendrá para guiarnos a casa, que viene lleno de gloria, de esplendor, de majestad, por nosotros, porque nos ama y quiere de una vez por todas desposarnos. Claro, el corazón se llena de felicidad y entusiasmo por ver a su Señor cara a cara.
Pensemos en una novia a punto de casarse, en el día de su boda madruga para arreglarse y estar lista para encontrarse con su futuro esposo, con el amor de su vida. En su corazón no hay miedo paralizante, ni terror, hay alegría. Así se nos invita a esperar nuestro encuentro con Jesús, sea en el momento de morir o en el momento del Juicio Final, no con temor, sino con confianza.
¡El Rey vendrá! Es una promesa del Padre, Jesús volverá y debemos estar listos, con la mirada puesta en su voluntad. Él es el más interesado en nuestra salvación, en que seamos sus elegidos. El Señor es muy claro hoy al decir que sólo el Padre conoce el día y la hora, nadie más, por lo que se nos invita a vivir constantemente en una “espera activa”.
Por esta razón te invito a que nos detengamos un momento y pensemos, ¿qué puedo hacer hoy para acercarme a Jesús? ¿Cómo se encuentra mi corazón hoy? ¿Hay algo que puedo enmendar? ¿Voy por otro camino al del Reino? ¿Estoy amando a los demás como Jesús me invita?
En oración reflexionemos estas preguntas, estamos a tiempo para volver a Él.
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