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Foto del escritorFrancisco Ontiveros

El que quiera venir conmigo


Hoy nos detenemos ante un Jesús que nos deja fríos, sin palabras. Lo notamos franco, directo, puntual. Su proyecto es una propuesta que se ofrece para quien decide aceptarla en libertad. No se trata de una colonización, no es un vasallaje, tampoco una conquista aplastante. Es una propuesta que abre un emocionante horizonte lleno de novedad, y por su grandeza, se ofrece para quien decida aceptarlo libremente. Por esto, Lucas es muy claro al sostener que, mirando Jesús a sus discípulos, les dijo, “quien quiera venir conmigo” (cfr. Lc 14, 26). Es una decisión que se ha de tomar en un ambiente de libertad, pues solo una persona libre puede tomar esta firme determinación. ¿Me siento libre?, ¿veo en Jesús al libertador?, ¿quiero ser su discípulo?


Jesús propone dos parábolas, una es la del constructor que hará una torre, que debe calcular si tiene el material suficiente para terminar, de lo contrario, si comienza y no termina será la burla de todos. ¿Tengo “torres” empezadas sin terminar? Inmediatamente cuenta la parábola del ejército que enfrentará un batallón con el doble de militares, (Lc 14,28-31) en las que insiste a los probables discípulos que disciernan correctamente, que revisen si tienen la capacidad de ser radicalmente discípulos. En caso de no poder existe la posibilidad de no arriesgarse, no es una obligación ni una condición forzosa. El maestro Jalics sostiene: “uno que ve con antelación que no puede dejarlo todo debe marcharse enseguida y no aspirar a ser discípulo de Jesús, pues de otro modo le irá peor que si no hubiese conocido a Jesús”.


Jesús se manifiesta con un tono exigente, dice que es preciso “venderlo todo”. El discípulo no puede tener un corazón fragmentado, un corazón con apegos no puede optar por seguir a Jesús, se tienen muchos amores que impiden optar por el Amor. Sólo un discípulo libre, consciente, despierto y atento, dispuesto a la aventura puede seguir al Señor y ser, de verdad, discípulo del libertador. ¿cómo puede colaborar en el proyecto de la liberación uno que aún no es libre?


Dialogo con Jesús de lo que siento y pienso. Puedo terminar con estas palabras: Señor, concédeme la gracia de reconocer mis apegos, mis esclavitudes, ensancha mi corazón para que pueda anhelar seguirte ligero de equipaje, en ese camino de liberación constante.

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