El Padre Misericordioso
- Pbro. Edgar Sánchez Sánchez
- 29 mar
- 1 Min. de lectura
En el capítulo 15 del evangelio de san Lucas, hallamos "las parábolas de la misericordia", una auténtica obra maestra de la literatura cristiana. La finalidad de estas parábolas, oveja perdida, moneda extraviada, hijo pródigo o del Padre misericordioso, es contestar a los fariseos su crítica porque Jesús acogía a los pecadores.

De las tres parábolas, la de este domingo, la del Padre misericordioso, es la más conocida y la más rica en enseñanzas. Hace una descripción psicológica y teológica incomparable sobre el corazón del hombre y el corazón de Dios, sobre la realidad del pecado y de la gracia. El hombre que se aleja de Dios y no encuentra sino desengaño, miseria y soledad. Para este hombre no está del todo perdido. Tiene capacidad de renovarse y de revivir. Dios no lo abandona, y sabe que puede volver si sabe humillarse: “me levantaré y volveré a mi padre y le diré he pecado contra el cielo y contra ti”. Y lo hace.
El padre lo espera, se conmueve, lo perdona y lo acepta no ya como siervo sino como el hijo de siempre, con la misma dignidad, por ello manda que le coloquen traje, anillo y sandalias. El perdón de Dios es absoluto, perdona y olvida totalmente; todo recomienza, todo se ve con ojos nuevos llenos de alegría.
Todo esto se cumple de manera especial en el sacramento de la reconciliación ya que cuando el sacerdote nos da la absolución de nuestros pecados que nosotros hemos confesado con arrepentimiento, en ese momento recibimos el perdón de nuestro Padre Celestial que nos recibe y abraza con cariño.
Este camino cuaresmal es el tiempo de ir a la misericordia de Dios.
Dialogo con el Señor, lo que me despierta esta lectura.
Comentários