Discurso de despedida
En el evangelio de Juan aparecen dos grandes discurso de despedida, el primer discurso corre desde Jn 13,31 a 14,31 y el segundo desde Jn 15,1 a 16,33 concluyendo con lo que se conoce como la oración de Jesús al Padre (Jn 17,1-26). Cabe mencionar que en este mismo Evangelio aparecen los siete “yo soy” de Jesús, hace ochos días escuchábamos “yo soy la puerta” y hoy resonará “yo soy el camino, la verdad y la vida”.
La liturgia de este domingo nos propone reflexionar sobre (Jn 14,1-12) donde aparecen tres interlocutores: Jesús, Tomás y Felipe, que el evangelista haciendo utilidad del recurso del diálogo, nos presentará dos grandes verdades.
En la primera parte del texto aparece Jesús iniciando esta conversación (vv. 1-4) acto seguido nuevamente el empirismo y realismo de Tomás emerge haciendo dos preguntas «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Jesús responde claramente a las dos preguntas de Tomás: Él va al Padre, Y, para que sus discípulos puedan ir al Padre, el camino es Jesús mismo: "Yo soy el camino". El camino es la idea central y la que está en primer lugar. Jesús es el camino hacia el Padre; más aún, es el único camino: "Nadie va al Padre sino por mí". En la parábola del pastor y las ovejas, Jesús había dicho: "Yo soy la puerta. Si alguno entra por mí será salvo" (10,9).
En la vida del seguimiento del Señor pueden aparecer falsos caminos que en realidad nos alejan de la Verdad y de la Vida. El camino que Jesús inicia a través de su discipulado se ha de recorrer con los ojos fijos en Él. Este camino más que trayecto es una forma de vida a imitación de Jesús tratando de vivir al modo de Él.
La segunda intervención es de Felipe: "Señor, muéstranos al Padre, y nos basta". Sin comprender las palabras de Jesús, Felipe desea claridad y sencillez. Él tiene la convicción de jamás haber visto al Padre, y por eso dice: Muéstranos al Padre, y nos basta. Felipe expresa el anhelo universal de todo hombre religioso. La intervención de Felipe da ocasión para que Jesús revele su pensamiento con mayor plenitud.
Le dice Jesús: ¡Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me has conocido, Felipe! A pesar de la vida vivida cerca de Jesús y del conocimiento que tienen de Él, los discípulos no han acabado de conocerlo. Y Jesús explica: "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre". Las obras que Jesús realiza no son obras suyas, sino las obras del Padre que mora en Él.
Las palabras de Jesús "mayores obras que éstas hará" suponen los tiempos posteriores a la glorificación de Jesús, cuando los discípulos no sólo obraron milagros como signos del Reino, sino que, enviados por Jesús al mundo, pudieron revelar al Padre. Como seguidores de Jesús estamos invitados a glorificar a Dios con nuestras obras que pongan por manifiesto el Reino de Dios.
Me presento delante del Evangelio y me pregunto ¿en qué creo? ¿Qué es lo que espero? ¿En quién apoyo mi existencia? ¿Veo el cristianismo como un estilo de vida? ¿Qué obras y signos me siento invitado a realizar?
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