Con la esperanza puesta en el cielo y con la vida entregada a la misión

Este domingo la liturgia nos propone reflexionar en torno a la Ascensión del Señor tomando el pasaje de Mc 16, 15-20, conocido también como el final largo de Marcos. 

El señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo 

Al hablar del cielo no estamos hablando de un lugar que está situado fuera de la atmósfera. El cielo en lenguaje bíblico y teológico significa la morada divina. Significa Dios mismo. Entonces, ir al cielo no es llegar a un lugar sino entrar para siempre en el misterio del amor de Dios. Ya no será alguien oculto o escondidizo sino que podremos gozar y disfrutar de su bondad y amor infinito donde nuestra voluntad y libertad serán atraídas únicamente por Él. La Ascensión es ciertamente el cumplimiento de la vida terrenal de Jesús, pero es también un misterio de nuestra vida, sugiere la verdad sobre nosotros: así como Él subió al cielo a la derecha del Padre, también nosotros estamos hechos para esa "ascensión", para este retorno al Padre. 

Ellos se fueron a proclamar el evangelio por todas partes 

La fiesta que celebramos hoy es motivo de esperanza. Como afirma la liturgia del día, lo que ya es verdad para Cristo, Cabeza de la Iglesia, se cumplirá un día también en nosotros, miembros de su Cuerpo Místico,  esto es lo que sustenta nuestra esperanza. Pero mientras tanto, no podemos quedarnos como los apóstoles “mirando al cielo” sino que fuera de nuestro templo parroquial hay un mundo que espera la Buena Noticia (Evangelio) y nosotros, cada uno, a su manera y modo está llamado a tomar el relevo y correr la parte de la carrera que le corresponde como bautizado, esa es nuestra misión. 

Llevar y ser Buena Noticia para los demás implica una presencia positiva y cristiana en el espacio donde nos desarrollamos, hay personas que esperan un mensaje de esperanza y de salvación, conocer a Dios que no juzga y que ama incondicionalmente. Llevarles este sentido de esperanza en el Resucitado a las mujeres que buscan entre los muertos a sus hijos e hijas desaparecidos, decirles que Dios les ha resucitado y que Él les está compartiendo la vida en plenitud porque es un Dios que crea para la vida y lo único que sabe hacer es amar a sus hijos. Llevarles la buena noticia a las personas que presentan alguna adicción y que están perdiendo la vida biológica, anunciarles que en la persona de Jesucristo se puede alcanzar una vida más integrada, más plena, porque Dios nos da vida (zoe) en abundancia. ¿Qué otra de las realidades que te circundan necesitan del anuncio del Evangelio? 

Proclamar el evangelio a toda creatura 

La Buena Noticia invita a una presencia cristiana e integrada con toda la creación, san Pablo nos recuerda: Toda la creación, "espera con impaciencia... entrar en la libertad de la gloria de los hijos de Dios (Rom 8,19-20). Para profundizar en ello recomiendo leer la encíclica, Laudato si’ donde se desarrolla en torno al concepto de ecología integral, como paradigma capaz de articular las relaciones fundamentales de la persona: con Dios, consigo misma, con los demás seres humanos y con la creación. Recordando aquel llamado de san Juan Pablo II a una conversión ecológica global. Sin dejar de lado la figura de san Francisco de Asís como el ejemplo por excelencia del cuidado de lo que es débil y de una ecología integral, vivida con alegría y autenticidad desde la profundidad de una experiencia con Cristo.

Reflexiono 

Cristo no tiene manos, sólo tiene nuestras manos para hacer hoy su trabajo. Cristo no tiene pies, sólo tiene nuestros pies para guiar a los hombres en sus caminos. Cristo no tiene labios, sólo tiene nuestros labios para hablar de sí mismo a los hombres de hoy. Cristo no tiene medios, sólo tiene nuestra ayuda para llevar a los hombres a Él hoy. 

¿En qué medida me siento comprometido con el mandato misionero? ¿Cómo tratas de vivirlo en tu vida cotidiana, personal y comunitaria? Pido al Señor su luz en un momento de oración para concretizar todos aquellos deseos que Él ha movido y que su gracia nos permita ser Buena Noticia para los demás.