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Diác. Isrrael Matías Herrera

¿A QUIÉN QUIERO SERVIR?


El año litúrgico va llegando a su fin. El tiempo ordinario cierra con la solemnidad de nuestro Señor Jesucristo Rey del universo. Me detengo a contemplar el texto del evangelio (Lc 23, 35-43) y “como si presente me hallase” le hablo al Señor que por amor a mí va a la cruz. Jesucristo va a la cruz por amor al hombre. San Juan dice: “habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo”. (Jn. 13, 1). En este camino de entrega hasta dar la vida por nosotros, aparece para muchos de su tiempo, un entero fracaso. Hay avisos por todos lados que señalan esto, como si Jesús fuera contra la corriente. En el texto de san Lucas: las autoridades le hacían muecas… los soldados se burlaban… uno de los malhechores le insultó. Solo se rescata uno de los personajes del texto lucano: “el buen ladrón” a quien Jesús, después de su petición, le responde con estas palabras: “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso”. Cabe señalar que, hasta en los últimos momentos de su vida, Jesús siguió mostrando su inmenso amor. El reino de este mundo es estar en la lógica de las autoridades del tiempo de Jesús. Es vivir sin fe, es seguir esperando a otro mesías. Es no reconocer a Jesús. El pasar por alto el dolor y el sufrimiento de los demás. Es tener a Jesús tan cerca y no reconocerle. El reino de este mundo es burlarse, como los soldados, de Jesús. Es trabajar y servir a otro rey que no es el Señor. El reino de este mundo es seguir la actitud d


e uno de los malhechores que reclama y exige a Jesús. En nuestro entorno sigue imperando el reino del poder, del tener, del placer, de la violencia, de la mentira…aquí me detengo y me puedo preguntar, yo: ¿Cuándo y cómo sirvo a este reino que me aleja del Reino de Dios? Por su parte, la lógica del Reino de Dios es la de Cristo muerto-resucitado. El fracaso para unos, la salvación para nosotros. El reino de Dios es entrar en la actitud del buen ladrón, de humildad y apertura. La vida consiste en estar con Cristo, porque “donde está Cristo allí está el Reino” (san Ambrosio). De ahí la petición de cada día en el padrenuestro: venga tu Reino. Estar en el Reino de Dios es vivir en la fe, la esperanza, la caridad. Estar con Cristo es aceptar cargar la cruz. Estar con Cristo es amar como Él nos ama, hasta dar la vida. Por tanto, también me pregunto: ¿Cuándo y cómo sirvo a este Reino de Dios? Vuelvo al texto en oración y miro mi vida. ¿A qué me siento invitado? Hago oración y pido la gracia: que te encuentre Señor y que haga realidad el sueño del Reino aquí en la tierra. Le pido también a María que me ponga junto a su Hijo, ella que supo estar al pie de la cruz.


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